28 de Junio de 2014
Primer día en Estambul

Tras un sueño reparador en esta capital entre dos continentes, y un buen desayuno en el hotel, nuestro grupo comenzó a visitar Estambul, sus monumentos, sus calles, su historia, y que mejor comienzo que Santa Sofía. Al ir a primera hora y aunque tuvimos que hacer cola para sacar las entradas, no fue mucha y pronto nos sorprendió el tamaño de esta gran basílica. Sus dimensiones gigantescas nos hacen parecer más pequeños y aunque estaba toda la parte izquierda en obras de restauración, y el resto de pinturas y capiteles bastantes deteriorados, su belleza no dejó indiferente a nadie. Mármoles, lámparas, capiteles, teselas de pan de oro, dibujos alegóricos, sellos gigantes de madera con caligrafía dorada árabe, nos rodean. Los mosaicos sagrados en sus paredes fueron el colofón ideal para esta primera visita.

A continuación bajamos a la Cisterna Basílica, construida por Trajano hace más de 2300 años, es uno de los lugares mágicos de esta ciudad. Cientos de columnas, sujetan la bóveda que alberga esta gran reserva de agua. El color rojo de la iluminación penumbrosa, las cabezas de Medusa, y una música clásica, nos relajó el alma y refrescó nuestros cuerpos del calor. Siempre hay que volver a la Cisterna.

Tras la comida, hicimos la visita a la Gran Mezquita o Mezquita Azul, la mayor de todas y la única con seis minaretes, compitiendo en belleza y tamaño con la misma Meca, a la que el sultán tuvo que hacerle otro minarete más para que tuviera siete. Al entrar y ver la belleza de sus azulejos, sus vidrieras, sus grandes y decoradas columnas o la grandeza de sus bóvedas bellamente decoradas, la calidez de su rojas alfombras, el silencio y el respeto nos invadió a todos, y tras hacer nuestras fotos, pasamos un rato de descanso en armonía con nosotros mismos. Por último una visita relámpago al Bazar de las Especias o Egipcio, el más auténtico.